Una realidad desafiante para las cooperativas de servicios públicos
Por Luis Castillo, Presidente de Fecescor.
Estas últimas semanas el sistema eléctrico vive momentos de gran convulsión y confusión, producto de que los vecinos de nuestras localidades comenzaron a recibir sus facturas con importantes aumentos, que vienen siendo advertidos desde hace un tiempo, pero que finalmente se materializaron en números.
Como punto de partida, debemos aclarar que los mismos obedecen a una quita de subsidios a casi todos los sectores (residencial altos ingresos, comercial e industrial), sumado a la devaluación del mes de Diciembre de más del 100% del tipo de cambio oficial, ambas medidas dispuestas desde el ejecutivo nacional, y por si fuera poco, en un periodo de altos consumos por la época estival, lo que potenció aún más la situación .
En este contexto, las cooperativas eléctricas nos vimos en la difícil tarea de ser los primeros, por la disposición de nuestros ciclos de facturación, en repartir las facturas con los nuevos importes. Cabe aclarar que este mismo impacto se produjo en todas las distribuidoras del país, pero se irá viendo reflejado de acuerdo al ciclo de facturación de cada distribuidora.
Este sinceramiento tarifario ocurre en medio de una gran recesión económica y por este motivo genera doble impacto: usuarios residenciales y comercios deben afrontarlos con sus ingresos diezmados, en medio de un reacomodamiento generalizado de precios, (combustibles, alimentos, indumentaria, prepagas, etc.).
La prestación de servicios en el interior del interior, siempre fue un desafío asumido por nuestras cooperativas y los esquemas tarifarios fueron fluctuando a lo largo del tiempo, siendo responsables de la prestación del servicio en el 70% del territorio, pero solo con el 30% de los usuarios, lo que configura una estructura de costos sustancialmente superior, solo por una cuestión de mercado, no solo por pertenecer a localidades pequeñas, sino por tener a cargo el 100% de las líneas rurales con dispersiones muy marcadas. De este mismo modo, asumimos que los comercios de nuestras localidades no tienen los mismos precios que las grandes cadenas de consumo masivo de las ciudades y esto no es motivo de discusión.
Las cooperativas de servicios son motor del crecimiento y desarrollo de las comunidades y representan el progreso, la innovación y la inversión. Sería un gran error creer que solo somos la distribución de energía. Somos quienes invierten en servicios de conectividad, traslados, banco de sangre, televisión, haciendo posible que estén al alcance de todos, aún donde el mercado no avizora rentabilidad y seguramente nunca invertiría.
Desde Fecescor, seguimos instando a las cooperativas a acompañar dentro de las posibilidades a nuestros vecinos en esta situación tan particular, la cual atraviesa a todos los sectores sin distinción, pero también pedimos a nuestros socios que comprendan que nuestras entidades no son las responsables de la política tarifaria y no tienen más remedio que trasladar los costos de compra de la energía a sus asociados, de la misma manera que se trasladan los incrementos en los precios de la carne, el pan o los combustibles en nuestros comercios locales.
Seguramente estos incrementos no serán los únicos y este nuevo esquema donde la energía representa una proporción mucho mayor en la ecuación de las economías familiares y de los comercios llegó para quedarse, por estos motivos pedimos a nuestros usuarios que hagan un uso racional de la energía, tomando todos los recaudos para lograrlo.
Las cooperativas no somos parte del problema, somos parte de la solución, como lo venimos demostrando desde hace casi un siglo en nuestras comunidades, acompañando el desarrollo y el progreso de nuestros vecinos, comercios y emprendedores, de la producción agrícola, ganadera e industrial a través del modelo del cooperativismo que hoy está más vigente que nunca y, por sus principios y valores, se muestra como la alternativa más viable para enfrentar los desafíos que se avecinan. Tanto es así, que somos las únicas empresas (de capital social), que podemos recomendar que se ahorre en el servicio que brindamos, en una clara muestra que no perseguimos otra cosa que el bienestar de nuestros asociados, únicos destinatarios de la gestión de este tipo de instituciones.
Por todo lo expuesto, es que nos reunimos con autoridades provinciales, más concretamente con el Ministro de Cooperativas y Mutuales, Dr. Martin Gill, miembros de su gabinete y legisladores provinciales de la comisión del sector, y se acordó solicitar de forma conjunta al Gobierno Nacional que replantee esta política de sinceramientos y los nuevos aumentos, a la vez que se solicitó incorporar una política para transparentar los criterios de elaboración del costo de la energía. Del mismo modo, se consideró imperioso que la Nación, hasta tanto la economía despegue, pase del modo “shock” a un modo “progresivo” en el sinceramiento de las tarifas, atemperando los próximos aumentos que ya están en ciernes.